ADVERTENCIA: el tema central de este texto es la necrofilia, por lo tanto si eso te ofende o te da asco, no lo leas.
[COLOR=“Silver”]Carta de confesión a un cadáver
Cada noche te visito. Cada noche me quedo horas y horas observando tu cuerpo. Profano el lugar de tu eterno descanso para tenerte entre mis brazos. No se cuanto tiempo mas pueda hacerlo., pero ya llevo una semana acariciando tu frío cuerpo, besando tus secos labios, observando tu pálido rostro. Aunque no me puedas tocar, no besar, ni hablar, yo te amo, cada noche te amo mas, hasta que me pierdo en la locura… la pasión… la lujuria…
Hasta que una noche no resistí. Me convertí en un necrófilo descontrolado. Te vi allí, como una muñequita de blanca porcelana, con esos ojos azules que miraban al cielo, sin ver. Te tomé entre mis brazos y comencé a recorrer tu frío cuerpo. Lamí tu cuello, besé tus labios. Estabas muy fría, en cambio yo ardía. Tu tenías un color azul violáceo, yo estaba muy sonrosado. Te despojé de tus ropas y te tomé fuertemente; tu carne que comenzaba a pudrirse y estaba blanda se metió en mis uñas. Luego te amé como jamás lo había hecho con ninguna mujer viva, fue la mejor noche de mi vida, no me importó el que tu permanecieras inmóvil, sumergida en tu sueño sin fin, te dije una y otra vez en ese largo vaivén de nuestros cuerpos cuanto te amaba, todo lo q por tu inerte ser yo sentía. Cuando acabé bese largo rato tus labios azulados y te dejé en tu tétrico aposento. Volví todo a como lo había encontrado y comencé a escribir esta carta… es para ti… para que, si tu espíritu no se ha ido la lea. Porque te amo… amo tu frío cuerpo… tus ojos idos… amo el hecho de que no estés viva… de que disfrutes en silencio… y te puedo asegurar que esta no será la ultima vez… regresaré hasta que te quedes en los huesos… porque te amo… y te amaré…[/COLOR]