[B][I][COLOR=“Red”]Antes que nada, encontrar un lugar donde no estés rodeado de ningún tipo de luz fuerte; luces suaves son mejores para leer el aura. También necesitará un pedazo de papel color blanco lo suficientemente grande para poner toda tu mano en él. Pon tu mano en el papel y relaja completamente los ojos. No mires fijamente a su mano, mejor mire a las áreas de la punta de los dedos y a los dedos. Después de un tiempo, si estás lo suficientemente relajado/a, comenzarás a ver una “niebla” alrededor de tu mano. Si mira el tiempo suficiente, empezará a ver colores. Los novatos usualmente logran ver sólo un color, pero a la medida que mejores podrás ver más de un color a la vez. No te rindas si las primeras veces no ves nada. Hace falta práctica para ser un buen “leedor de auras”, y después de un tiempo te darás cuenta que no era tan difícil como pensabas que sería. También desearás tomar objetos que no tengan vida “aparente”, como las rocas, para intentar ver sus auras. Esta puede ser una muy buena práctica.
Respecto a los colores del aura
Los colores y la intensidad de los destellos del aura tienen un significado especial, y pueden revelar cualidades y defectos, situaciones de tensión y enfermedades antes de que se presenten los síntomas.
Los tonos del aura no son como los colores ordinarios, suelen ser traslúcidos, más variados y de mayor cantidad de matices. Las personas generalmente tienen uno o dos colores dominantes, que en la mayoría de los casos constituyen sus colores favoritos. Sin embargo, si la persona está pasando por un momento difícil o lleno de estrés su aura reflejará un tono distinto.
Los principales colores que puede presentar el aura son:
• Azul: es propio de personas honradas, positivas, joviales, calmadas, sinceras, y con gran seguridad en sí mismas. Estos individuos suelen ser muy espirituales y generalmente cuentan con buena salud. No obstante, las auras de azules apagados pueden relacionarse con estados de depresión, melancolía o malhumor.
• Violeta: es la espiritualidad y el amor incondicional en su máxima expresión. Se trata de seres prácticos, que saben lo que desean lograr en su vida.
• Rosado: la tonalidad que tienen los amantes del arte, la belleza y de lo místico; las personas humanitarias y compasivas, que han alcanzado el equilibrio entre lo material y espiritual. Si se trata de un rosa oscuro, el individuo puede tender a ser inmaduro.
• Rojo: caracteriza a seres pasionales y afectuosos, con espíritu de liderazgo y ganas de vivir. Se relaciona con personas fuertes, de ego elevado, que desean alcanzar el éxito en el mundo material. Generalmente son nerviosos, impulsivos y egoístas.
• Amarillo: aquellos que tienen este tono predominante en su aura suelen ser creativos, optimistas, alegres, de gran sentido del humor y rapidez mental.
• Naranja: emana de individuos considerados, creativos, cordiales, solidarios, llenos de energía y con muchas ganas de vivir. Si el naranja es apagado, es posible que el individuo sea avaro, materialista y egoísta.
• Verde: es el color de la simpatía, la calma, la confianza, el sosiego y la tranquilidad. Está directamente relacionado con dotes para la sanación y la creatividad. Sin embargo, el verde oscuro es sinónimo de celos e inseguridad.
• Blanco: estas personas suelen amar la verdad, la paz, la armonía y la espiritualidad. Generalmente, son idealistas.
• Colores oscuros: negro, gris y marrón son tonos que reflejan desequilibrios emocionales o dolencias físicas. Individuos con estas características suelen estar llenos de ansiedad y angustia, lo cual se traduce en comportamientos superficiales y agobiantes.
OTRO EJERCICIO:
Sentir que tenemos aura nos proporciona más seguridad a la hora de intentar verla. Hay diversos métodos para intentar sentirla, pero sin duda el más conocido y fácil de hacer es juntando las palmas de las manos.
Para realizarlo ponemos nuestras palmas de las manos una al lado de la otra y con una distancia de 30 cm. Así en esa posición prestamos especial atención a qué sentimos en nuestras manos y cómo lo sentimos. Estaremos unos tres minutos.
Pasados los tres minutos acercaremos las palmas de las manos a unos 20 centímetros y repetiremos el proceso de prestar atención a qué sentimos y cómo lo sentimos. Estaremos otros tres minutos.
Pasado ese tiempo acercaremos nuestras manos unos 10 centímetros y repetiremos el mismo proceso que las otras veces.
Finalmente acabaremos a una distancia de entre 3 y 5 centímetros en la que realizaremos el mismo análisis que las fases anteriores.
Lo más normal es que sea en esta última fase en la que notemos una ligera presión, algo parecido a cuando metemos la mano en el agua, pero mucho más suave, incluso casi imperceptible si no prestamos atención. Algunas personas con una mayor sensibilidad pueden sentir su aura en las primeras fases, pero no es lo común.
Analiza especialmente los cambios que vas notando a medida que acercas las palmas de la mano. Lo más tradicional suele ser notar un cambio de temperatura, pero se pueden notar muchas más cosas.
Realiza esta fase hasta que tengas totalmente controlada y analizada la sensación. Tómate todos los días que te hagan falta, porque no será en vano[/COLOR][/I][/B]