Dedicado a todos aquellos que han pensado en el suicidio como una vía de escape, a chantajistas que condicionan o amenazan con suicidarse cuando quieren algo y nunca lo hacen. Nunca hacen nada.
[SIZE=“3”]La Inexcretable Mierda del Mundo de Roy[/SIZE]
[SIZE=“1”]Por Cadavérico[/SIZE]
[COLOR=“White”]Querido diario mental:
Tal vez lo he dicho muchas veces, lo sé. Pero siento que hoy sí, me siento preparado, estoy ansioso y listo para hacerlo. Hoy es un buen día para un suicidio, está nublado pero la humedad es soportable y no llueve.
Lo sé, lo sé. He amenazado con lo mismo antes, pero te lo juro que hoy sí, es perfecto. Ni me imagino como han de reaccionar todos cuando yo no esté más en este cruel mundo de porquería que me ha tratado tan mal, tal vez imagino la reacción de Emma, quizá llore y le duela, aunque no puedo saberlo.
¿Mis amigos? ¿Cuáles amigos? ¿Aquel montón de personas con las que solía salir a “divertirme”? Para nada, esos no son amigos. Tan solo son un manojo de personas con las que he coincidido algunos años en la escuela y en el barrio. Personas a las que les haces favores y por las que te preocupas, y que te lo retribuyen cagándose de lo que eres y que murmuran a tus espaldas. No señor, esos no son amigos.
Sin embargo, creo que si extrañaría a Cuco. Y es que fue el único que me daba buenos consejos, quizá si se hubiera enterado de mis otros intentos por acercarme a la muerte habría hablado conmigo. Sí, es un buen amigo… el único. Recuerdo cuando él, Luis y yo fuimos a esa vieja casa en el baldío y le lanzamos piedras. Le rompimos todas las ventanas, de verdad que nos chingamos esa casa.
Después rompimos unas botellas que encontramos por ahí, era una satisfacción casi orgásmica el escuchar el crujido del vidrio y ver como explotaba. Luis y yo tomamos una llanta de carro que hayamos entre la basura de ese lugar y la lanzábamos por el aire, me cagaba de risa al verle alejarse de ella cuando estaba a punto de caer, él siempre fue bastante gracioso. Ahora que lo pienso Luis también era un buen camarada, creo que lo extrañaría, pero aclaro que solo un poco.
Extrañaría también ir a la casa de Manuel y ver videos, me la pasaba bien, Juan y su gusto por la música y esas tardes largas escuchado “Hey Jude” de los Beatles y todos sus éxitos.
Hasta que su madre gritara que le bajásemos a esa música de mierda, como ella la llamaba. Las grandes pedas en casa de Lucía cuando sus padres se iban de viaje. Creo que si tengo un par de buenos amigos después de todo. No, no es verdad… ¡A la mierda! Juan y su madre, Manuel y sus manías, los comentarios sarcásticos de Luis y los sermones de Cuco. ¡Todos son unos cabrones!.
¿Mi familia? Son todos unos hipócritas ¿qué más puedo decir?
Emma me ha criado bien, casi no extraño el hecho de no tener a mi madre biológica para cuidarme, ella ha hecho un buen trabajo y creo que sería una excepción, a ella la echaría mucho de menos. ¿La abuela Lupe? Por favor, ¿quién iba a extrañar sus gritos? Y sus quejas acerca de todo: Se queja cuando llueve y cuando está soleado, se queja cuando le sirven poca comida en el plato y se queja cuando según ella le dan demasiada, ¿la abuela Lupe? Claro.
Tíos tacaños que no te regalan ni la más mínima mierda que pudieran hallar rumbo a la condenada cena de navidad familiar. Primos que casi nunca ves, que no te llevas bien con ellos y lo único en común que tienen contigo es el número de cromosomas.
Como lo veo no hay razón aparente para seguir aquí, sobreviviendo. Todo me parece aburrido ahora y no creo que nada remoto cambie las cosas, hoy es un buen día, casi puedo olerlo. Hoy el cielo gris guarda la hora. Hoy si es posible, no como hace un par de meses en que tuve la brillante idea de colgarme y todo me salió mal, no soy nada bueno para hacer nudos y me acobardé por la sospecha de que Emma pudiera estar cerca y terminara por descubrirme.
“Roy haz esto, Roy haz aquello…”
… Emma me ordena. Es sábado y como siempre es un día de labores, siempre comienzo ordenando mi pieza, limpiándolo todo y acomodándolo solo para quedar bien con ella ya que es una adicta al orden y la limpieza.
Y ahí va: Roy y su escoba, Roy y el recogedor, Roy y el mismo trapo sucio de todos los sábados. Roy y la misma mierda monótona del mundo. La vida es acerca de comer, cagar, romperse los huevos en un trabajo duro y con salario de mierda, consumir idioteces que emputan la mente, dormir y volver a hacerlo todos los días de puta existencia.
Así es, y por eso me voy. Me voy ahora, es hoy o nunca. No veo porque me ha tratado tan mal, mi condenada suerte: Mi madre está muerta, no conozco a mi padre, mi familia es una puta doble personalidad y mis amigos unos cabrones. No veo porque seguir.
¿Cómo? ¡Ah! pues lo tengo bien preparado mi amigo, el plan es sencillo: Subiré hasta el último piso del edificio habitacional, donde empiezan los cuartos con números de tres cifras. El noveno piso y me lanzo a una muerte segura. Se supone que debo caer de cabeza. Un pequeño dolor y luego sueño eterno.
He escrito una nota, en ella solo desprecio para todos. Tal vez no les importe, y a mi tampoco. Por mí, todos pueden irse con su madre que los parió gimiendo a este hostil mundo.
Está todo listo y…
-¡Roy! a comer.-
Me lleva, Emma lo arruina siempre todo. Bajaré a comer, pero después, después me borro.
Mierda, tengo que Hacerlo Ahora
Como ansioso, a paso acelerado. Me visto con mi ropa favorita, ahora es tiempo de morir. Salgo de mi casa, me despido de mis cosas como ya lo he hecho antes; me cargo una mochila con mis dibujos y escritos, sin olvidar mi nota. Llevo lentes oscuros para el sol, el pelo sin peinar, mi camisa a cuadros favorita y una camisa blanca. Pantalones de mezclilla, aquellos rotos que me gustan tanto y Emma dice burlonamente que son los de la suerte. Tenis Converse negros, para variar. Hoy sí mierda, tengo que hacerlo ahora.
Elevador: Piso 1… 2… 7… 8… 9!
Camino por el pasillo, al final un balcón descubierto y barandal negro, caída libre hacía la nada, al destino. Hecho una mirada, recargo los brazos en el barandal mientras siento que el viento juega con los cabellos de mi cabeza y con mi camisa. De pronto me da pánico, pero no me cago, tengo que hacerlo. Tengo que… ¿Tengo? ¿Debo hacerlo? ¡Vamos cabrón! fue lo mismo cuando intenté ahogarme en la bañera, me entraron un montón de dudas mientras estaba debajo del agua, casi jodido. Fue lo mismo y me acobardé al último minuto.
¿Ni si quiera puedo tomar esa decisión con huevos? ¡Hoy he decidido morir carajo!
Emma… pienso en Emma. Y en la puta abuela, bueno, recuerdo esa vez que me cuidó cuando estaba enfermo. No es tan mala después de todo.
Cuco, Luis, Juan, Manuel y Lucía. Aquella tarde del baldío no se olvida, las putas pedas en sus casas y las tardes largas cuando Juan ponía a tocar el Abbey Road de los Beatles, recuerdo que veíamos ocultarse al sol y salir a las estrellas con aquella majestuosidad de George Harrison y su “Here Comes The Sun” era un puto deleite.
No todo es tan malo. ¿Vale la pena aguantarse todo el resto de estupidez humana por volver a vivir eso? ¿Vale la pena calarse toda la puta rutina cada día para ver a quienes quieres unas horas y vivirlas como las últimas? No lo sé. ¿Acerca de eso es la vida? Quién coños sabe.
Con un carajo, hoy me ha ganado el remordimiento, no sé que hacer. Estoy indeciso, hoy no puedo hacerlo, hoy no. Pero quizá mañana. ¡Sí! eso es, mañana será el día. Mañana, mañana… quiero que sea mañana, dormiré temprano hoy. Mañana será el día, lo sé. Mañana.[/COLOR]