Lejos de ella

Grant y Fiona llevan casados cincuenta años. La dedicación que se profesan en silencio no parece acusar el paso del tiempo y su vida cotidiana está llena de ternura y humor. Esta serenidad la rompen únicamente las esporádicas referencias, siempre contenidas, al pasado de la pareja, por lo que se adivina que este matrimonio no siempre fue un lecho de rosas. La tendencia de Fiona a realizar este tipo de alusiones, junto con su creciente pérdida de memoria, generan una tensión que los dos han sabido hasta ahora disipar sin mayores problemas. A medida que estos lapsus se hacen más evidentes, la pareja se ve obligada a afrontar que Fiona padece alzheimer.

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